Resumen
La relación humano-animal es multidimensional, compleja y muchas veces caracterizada por la invisibilización del otro animal. La forma de percibir a los animales de otras especies, así como las prácticas ejercidas sobre ellos o a partir de ellos revelan distintos grados de inclusión/exclusión, no solo del animal, sino de la animalidad. Este análisis se centra en el cerdo y en las visiones construidas en torno a esta especie en el ámbito urbano. Concretamente analizaré el material audiovisual generado por dos perspectivas presentes en las ciudades españolas, la de la industria porcina vinculada a los consumidores y consumidoras de sus productos, y la de quienes rechazan el consumo de animales desde un posicionamiento antiespecista. Internet es un elemento clave donde ambos colectivos se apropian de la tecnología audiovisual y de herramientas de difusión como los sitios web y las redes sociales con múltiples propósitos.[1] Palabras clave: cerdos, animalidad, inclusión/exclusión, antropología urbana, antropología visual, estudios críticos animales.Introducción
Decir que la ciudad está llena de cerdos puede sugerir varias imágenes. Se puede pensar que me refiero a humanos sucios, sea porque van sucios o porque ensucian la ciudad, e incluso se puede pensar en pervertidos. En este mismo sentido, hablar en femenino y decir cerdas, tendría sus propias imágenes e ideas asociadas. La palabra cerdo/a está cargada de connotaciones peyorativas vinculadas, principalmente, a la suciedad o a alguien que resulta desagradable o repulsivo por diferentes motivos. Es, por tanto, un insulto y considerar a alguien (humano) un/a cerdo/a puede ser un motivo o un modo de exclusión. Otra imagen posible vinculada a “cerdos en la ciudad” podría ser la de estos animales vivos campando por las calles, algo que resultaría extraño, inquietante e incluso repugnante para un buen número de humanos y humanas. Y otra posible idea podría ser pensar en que, por las características y necesidades de los cerdos como especie, la ciudad no es un lugar adecuado para ellos. En definitiva, nuestro contexto cultural y los distintos modos en que hemos aprendido a identificar y percibir tanto al animal como la palabra “cerdo” pueden desencadenar múltiples imaginarios ante la frase “cerdos en la ciudad”. Así, podemos afirmar que el cerdo vivo y las asociaciones negativas construidas alrededor del vocablo usado para denominar al animal se vinculan a su exclusión de la ciudad. Por supuesto, hay excepciones como quienes tienen cerdos vietnamitas como “mascotas” o alguna protesta de ganaderos cuyas reivindicaciones van acompañadas de la suelta de estos animales. Y también se vincula a la exclusión, en mayor o menor grado, de humanos cuyo comportamiento sea percibido como propio de la animalidad atribuida al cerdo. Sin embargo, el cerdo es probablemente el animal más incluido en la sociedad española. “Del cerdo hasta los andares…” reza el refrán y no se refiere precisamente a que los individuos de esta especie gusten como podrían gustar los andares torpes de un adorable cachorro de perro. Se refiere al deseo de consumir todas las partes de su cuerpo, previamente procesadas y convertidas en especialidades gastronómicas. Los cerdos ya sacrificados y transformados en productos están por toda la ciudad. En bares, restaurantes, supermercados, en la mayoría de los hogares, en negocios especializados en ofertar jamón y similares, etc. “El sector porcino español tiene una importancia clave en la economía de nuestro país ya que supone en torno al 14% de la Producción Final Agraria. Dentro de las producciones ganaderas, el sector porcino ocupa el primer lugar en cuanto a su importancia económica alcanzando cerca del 39% de la Producción Final Ganadera.” (MAPA).[2] Las cifras son rotundas:Los datos provisionales de la encuesta de sacrificio del MAPA relativos al año 2018 sitúan la producción de carne de cerdo en España, nuevamente, en cifras record, con más de 52,4 millones de animales sacrificados y unos 4,52 millones de toneladas de carne producida, cifras que nos mantienen en la cuarta posición mundial, tan solo por detrás de China, Estados Unidos y Alemania. (MAPA, 2018)[3]La inclusión de los cerdos en las ciudades españolas se da a través de la economía, de políticas vinculadas a leyes y normativas (sanidad, consumo, impuestos, tránsito nacional e internacional, importación/exportación, publicidad…) y están presentes en las relaciones sociales humanas (celebraciones o reuniones alrededor de la comida). La inclusión más generalizada de los cerdos en la ciudad se da en unas condiciones específicas: los animales están muertos, sus cuerpos fragmentados, procesados y convertidos en distintos productos, estando todos estos procesos imbuidos de significaciones humanas. La inclusión del cerdo es total al ser ingerido. Para quienes toman un posicionamiento antiespecista, el cerdo y otros animales son excluidos del menú e incluidos en el ámbito de valores como el respeto o el afecto. Ambos posicionamientos se insertan en un contexto urbano y se apropian de la tecnología digital para producir y difundir materiales audiovisuales que analizaré a continuación.
Enfoque biográfico, parcialidad y virtualidad
En “París ciudad invisible” (1998) Latour y Hermant proponen un modo de visibilizar París (podría ser cualquier ciudad) a partir del seguimiento de distintas tramas, entidades e identidades que se interrelacionan sin una estructura dada de antemano, para así mostrar la conformación de un mundo social en movimiento. Seguiré aquí este enfoque tomando la idea de los cerdos en la ciudad como base desde la cual seguir varias tramas que me permitan la observación y el análisis reflexivo de la relación humano-animal en la ciudad a partir de materiales audiovisuales presentes en internet. De la propuesta de Latour y Hermant se desprende que visibilizar unas partes (de Paris) supone invisibilizar otras, siendo las respuestas siempre parciales, supeditadas al modo de mirar y de ver y a la transformación constante del mundo social. Esto sintoniza bien con mi objetivo de observar varias formas humanas de hacer presente a este animal en la ciudad. Cada una de ellas es parcial. Cada una de ellas visibiliza e invisibiliza cosas. Así, tanto la ciudad, como la relación humano-animal y la inclusión/exclusión de la animalidad serán examinadas “como un proceso sin la pretensión de una mirada total o de una generalización” (Amin y Thrift, 2002: 26) Arjun Appadurai, en “La vida social de las cosas” (1986) afirma que “las mercancías, como las personas, tienen vida social” (p.17). Para poder argumentar que lo que conecta el intercambio y el valor es la política, entendida en un sentido amplio, plantea “la necesidad de centrarnos en las cosas que se intercambian, y no simplemente en las formas o las funciones del intercambio” (p.17) En este mismo libro, Igor Kopytoff manifiesta que elaborar la biografía social de las cosas, puede ser de gran utilidad para “destacar aquello que, de otro modo, permanecería oculto” (p.93) En el ámbito cultural pone como ejemplo la información que puede aportar la biografía de un automóvil en África (modos de adquisición, identidades de los pasajeros, talleres de reparación, vínculos con el propietario, con los mecánicos, qué se hace con sus partes cuando deja de funcionar…), la biografía de un automóvil en Estados Unidos o en distintos estratos sociales sería, obviamente, diferente. Otro apunte relevante del enfoque de Kopytoff es que las biografías de las personas son parciales (psicológica, profesional, familiar…), no siendo diferentes las biografías de las cosas, que pueden ser técnicas, económicas o sociales. Finalmente aclara quelo que convierte a una biografía en una biografía cultural no es su tema, sino cómo y desde qué perspectiva se aborda el tópico en cuestión. Una biografía económica culturalmente configurada concibe el objeto como una entidad culturalmente construida, cargada de significados culturalmente especificados, y clasificada y reclasificada de acuerdo con categorías culturalmente constituidas. (p.94)En conexión con lo mencionado en el punto anterior de seguir diversas tramas que hacen presente al cerdo en la ciudad, tomaré el enfoque biográfico de Kopytoff con el objetivo de construir una biografía del cerdo a partir del análisis del material audiovisual generado por colectivos humanos. La parcialidad, como en el enfoque tomado de Latour, sigue siendo clave, la biografía resultante de este análisis no podrá ser sino la suma de varias miradas humanas puestas en relación por la mía propia. Siguiendo a Sarah Pink (2001): “así como es imposible fotografiar o filmar un registro visual objetivo y “verdadero” de cualquier proceso, evento o actividad, el análisis nunca será un registro completo y auténtico” (p. 4) Un aspecto relevante es aclarar que, al tomar la idea de “biografía cultural de las cosas”, mi propuesta no es cosificar al cerdo ni a cualquier otro animal equiparándolo a una cosa o asumiéndolo como tal, al contrario, parto del presupuesto de que su consideración general como animal “de consumo”[4] es una construcción humana con no pocas repercusiones. Adoptar el enfoque biográfico es una cuestión metodológica que tiene como objetivo observar y analizar las formas en que el animal es construido para, tal como sugiere Kopytoff, revelar aspectos ocultos u otros modos de mirar. Enfocando el análisis “no sólo en el contenido de las imágenes, sino también en el sentido que diferentes individuos otorgan a estas imágenes en diferentes contextos” (Pink 2001, p. 4) Siguiendo el hilo conductor de llevar a cabo una biografía social del cerdo a partir del estudio de materiales audiovisuales es relevante tener en cuenta la materialidad, tal como explica Elizabeth Edwards (2002) en el artículo “Material beings: objecthood and ethnographic photographs”:
primero está la biografía social del contenido de la imagen, como diferentes impresiones, formatos de publicación, diapositivas de linternas, etc., todo lo cual implica cambios en la forma del material. Segundo es la biografía social de un objeto fotográfico específico que puede o no modificarse físicamente a medida que se mueve a través del espacio y el tiempo (p.68)El análisis de imágenes requiere de dos enfoques, el principal es reflexivo y busca vincular el contenido de las imágenes con contextos, significados, discursos, vínculos sociales. El otro, será de utilidad como complemento del primero y es lo que Gillian Rose (2001) denomina interpretación composicional, donde los componentes clave de la(s) imagen(es) son los contenidos, colores, organización, espacio, luz y contenido expresivo. Pudiendo las imágenes ser descritas en términos de montaje, sonido, estructura narrativa o mise-en-scène. La desventaja apuntada por Rose para este enfoque es que no se interesa por las prácticas sociales (p. 53) Por último, y ya que los materiales audiovisuales seleccionados se sitúan en internet, es importante tener en cuenta las implicaciones de la virtualidad, algo que Christine Hine aborda en su libro “Etnografía virtual” (2004). La autora señala que internet “puede ser entendido como una construcción enteramente social, formada tanto en su historia como en su desarrollo. a través de su uso” (p. 46). Pero lo relevante para este trabajo es vincular el análisis del discurso en internet con la compresión del contexto dentro del cual ese discurso se interpreta (p.152). Esos discursos son los textos que acompañan a fotografías y vídeos en páginas web o redes sociales y corresponden a los creadores o propietarios del material audio-visual o a las personas que interactúan con ellos en redes sociales como Facebook o YouTube.
Una mirada no-representacional y no-antropocéntrica
Elisenda Ardèvol y Débora Lanzeni (2014) señalan que la idea que subyace al enfoque no-representacional “es que tras las representaciones hay un objeto —una cosa, persona, relación, etcétera— real preexistente y que la representación es una expresión simbólica de este” (p. 9) En el caso que nos ocupa, tras las distintas representaciones humanas, hay individuos reales de otra especie. Ardevol y Lanzeni emplean el caso de los cucapá para reflejar cómo usar una mirada representacional o no-representacional puede influir sobre el modo de ver a este grupo. La mirada representacional al toparse con algo en los cucapá que no coincide con la representación considera que o bien la representación es incorrecta o que los cucapá se han aculturado. Sea como sea, las consecuencias es que ellos pueden perder legitimidad ante las administraciones como pueblo originario. Sin embargo, la mirada no representacional, entendería que lo que los cucapá “hacen al presentarse con los trajes tradicionales es vincular su pasado con su presente” (p.9) Las imágenes más que representaciones o expresiones de significados culturales, valores o modelos serían acciones prácticas. (p.9) Estos cambios en el modo de mirar se vinculan, a mi parecer, con el giro reflexivo presente desde hace décadas en la disciplina antropológica y en otras ciencias sociales que procuran entender o descubrir al otro (indígenas en este caso), siendo conscientes de que su modo de mirar y ver está cargado de condicionamientos. Tratar de minimizar el sesgo etnocéntrico, sabiendo que no podemos desprendernos de él por completo porque forma parte de nuestra socialización y de nuestro bagaje vital es parte de la reflexividad que acompaña el trabajo etnográfico. Si tratamos de minimizar el sesgo antropocéntrico, los problemas son, en muchos aspectos, similares, pero con una diferencia esencial si nos referimos a animales de otras especies: ellos no construyen narrativas acerca de su historia con nosotras (Ingold, 2000) No es que los otros animales no tengan voz o no tengan historia, una historia, por cierto, muy imbricada con la nuestra. Pero esa historia es narrada por humanos, a partir de sus propios intereses, necesidades y de un conocimiento condicionado por una forma humana de ser y estar en el mundo. Este antropocentrismo es parte de nuestro bagaje como lo es el etnocentrismo, y tal como podemos usar nuestra reflexividad y nuevas perspectivas para tratar de entender al otro humano en su contexto, es posible dirigir ese intento hacia otra comprensión del otro animal. Así la primera pregunta es ¿cómo aplicar al estudio de la relación humano-animal una mirada no-representacional vinculada además al estudio de lo audiovisual? La propuesta de Ardevol y Lanzeni es tratar de dar cuenta de “cómo se gesta y se articula lo social en lo visual y material” (p.29), entendiendo lo visual y lo material “en continuo diálogo y como co-constitutivos” (p.30) Y la segunda sería ¿cómo reducir el sesgo antropocéntrico al abordar la relación humano-animal? De nuevo, el cuestionamiento y la reflexión crítica son las principales herramientas para llevar a cabo la observación y el análisis, sin dar por supuestas categorías antropocéntricas que naturalizan la condición del otro animal como mercancía, producto, mascota u otros. Categorizaciones construidas que, siendo útiles para tratar de entender por qué distintos grupos humanos hacen lo que hacen en su contexto, reflejan nuestra humanidad y no su animalidad.Visión 1. El cerdo Ibérico, un animal apreciado.
Para analizar esta primera perspectiva he seleccionado la página web de una empresa especializada en productos derivados del cerdo Ibérico llamada Montesierra La Estrella del Jamón. Tiene un formato estándar de presentación, con elementos que son comunes para cualquier otra empresa de este u otro sector: los valores e historia de la empresa, los productos ofertados destacando aspectos relevantes para sus consumidores, información vinculada al producto o servicio expresada desde una posición experta, datos de contacto y modos de interacción con el público (blog y redes sociales).Montesierra. La estrella del jamón muestra dos imágenes sobre fondo blanco junto a un texto que explica por qué el cerdo ibérico es un animal apreciado en la gastronomía española. La primera (figura 1) es un cerdo ibérico dibujado sobre el césped que representa la dehesa donde han de ser criados y alimentados para que adquieran las cualidades necesarias que los convertirán en productos cotizados. La otra imagen (figura 2) es una silueta de cerdo repetida cinco veces. Primero muestra el cuerpo del animal como un mapa en el que cada región representa el producto gastronómico que se puede extraer, reflejando el alto aprovechamiento que puede hacerse de su anatomía. Y a continuación, la misma silueta aparece con distintos colores para indicar al público el etiquetado del animal en función del alimento y del tipo de crianza que ha recibido, aspectos relevantes por su relación con el valor del producto final. En la narrativa se incide en el modo de vida del animal, en su alimentación selecta y abundante, en el espacio que habita, en el ejercicio que ha de hacer y en su fisiología única. Todo ello repercute en el rendimiento gastronómico y económico que se obtendrá de su cuerpo. Se pone al alcance del animal lo mejor con un objetivo bien definido: “el sabor, el aroma y la textura de su carne” y “unas vetas de grasa que la hacen única”.

Figura 3. Captura de la imagen de la portada de la web de Montesierra. La estrella del jamón (2019).
Visión 2. El animal invisible.
El Pozo y Campofrío son dos de las marcas más conocidas y consumidas en España. El alcance de sus productos es mucho mayor que la anterior empresa analizada y su coste accesible. Su modelo de producción animal es industrial e intensiva. También disponen de más medios de divulgación de sus productos incluyendo televisión, radio, paneles, vallas publicitarias, etc. En relación con la imagen que muestran de los animales que procesan en general y de los cerdos en particular, lo destacable es que no hay imágenes de los animales. Al visitar los apartados que componen su web se puede observar que se centran en cuidadas imágenes de los productos ofrecidos y en valores como la innovación, la salud, el sabor, las personas que trabajan en la empresa y diferentes campañas de visibilización de la marca creadas por agencias de publicidad… En el caso de El Pozo el valor destacado en su actual web es la familia, de la cual El Pozo “es un miembro más”. En el caso de Campo Frío destacan los productos. Las menciones a los animales se limitan a aquellos cuyos nombres coinciden con el producto como “pavo” o “pollo”, a “la selección genética para obtener las mejores carnes” (Campofrío) o, dentro de “misión, visión y valores” de El Pozo, la breve alusión a su “único centro de producción con capacidad para procesar hasta 18.000 cerdos diarios”. La visión que se desprende del material audiovisual de estas empresas es similar a la más generalizada en la ciudad: el animal es omnipresente e invisible a la vez. Los cuerpos procesados de los cerdos están por toda la ciudad, mientras el animal real es prácticamente desconocido. Si en la anterior empresa la biografía del animal contaba con una narrativa visual y textual de sus actividades vinculadas al valor del producto final, aquí es como si no hubiese ningún animal implicado, solo un producto final asociado a determinados valores sociales humanos. Carol Adams (1990) conceptualizó este proceso de invisibilización como referente ausente.Visión 3. Las cerdas reproductoras: maternidad industrial.
En la biografía de cualquier animal, incluido el humano, la reproducción, el nacimiento, la maternidad y la crianza es parte esencial. Sin esa parte no hay biografía. Los millones de cerdas como las de las imágenes que veremos a continuación son el principio de una historia que, salvo contadas excepciones, tiene como final la elaboración de productos cárnicos y su consumo. Y el proceso vuelve a empezar. Mostraré aquí dos perspectivas, una antiespecista, de la que he seleccionado tres fotografías, y un reportaje periodístico que incluye un vídeo de un minuto y medio sobre una explotación ganadera de cerdas reproductoras ubicada en Toledo. Los contenidos y datos aportados por ambas perspectivas acerca de los procedimientos llevados a cabo con las cerdas son similares, los discursos, los significados y los objetivos son opuestos. Para la industria cárnica, el Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación y otras entidades vinculadas a la explotación de animales “de consumo”, la palabra explotación tiene connotaciones positivas, se usa oficialmente como forma de denominar a las actividades realizadas y se procura que esa explotación sea lo más eficiente posible en términos económicos, productivos, etc. Desde la perspectiva antiespecista la palabra explotación y las prácticas asociadas a la misma tienen las mismas connotaciones negativas que cuando se ejerce sobre seres humanos o sobre animales normalmente incluidos en el ámbito de lo afectivo. Así, una misma imagen tiene significados e implicaciones diferentes dependiendo de la mirada. Entre estos dos polos, el antiespecista y el de la industria cárnica, están los consumidores y consumidoras que, como norma, en el contexto urbano actual, solo conocen el producto final. Por supuesto, saben que lo que comen tiene como origen un animal, pero la desconexión con el mismo y el desconocimiento del modo en que es producido lo que consumen es abismal. Fischler (1990) en El (H)omnívoro denomina OCNI (Objetos Comestibles No Identificados) a todos los productos alimenticios de los cuales, en el contexto actual occidental, no se es testigo de su elaboración ni se sabe casi nada de su procedencia o historia. Por eso, las imágenes y vídeos que muestran la explotación o el sacrificio de los animales “de consumo” pueden tener un alto impacto en algunas personas y que decidan dejar de comer animales. También hay quienes consideran que hay que comer carne y que esa explotación es un daño colateral y necesario. Otras personas se horrorizan, pero no se plantean dejar el consumo de animales, sino que consideran que la carne se debería producir de forma más humanitaria teniendo en cuenta el bienestar animal y aplicando muerte sin dolor. Así, el “bienestar animal”, se convierte en un nuevo valor de consumo para las empresas cárnicas. Estos discursos pueden seguirse en redes sociales, periódicos digitales, blogs, etc. donde las imágenes y vídeos de investigaciones encubiertas son difundidos. Un caso mediático fue la incursión de Jordi Évole con Igualdad Animal en una granja de cerdos con la que trabajaba El Pozo, emitido en el programa Salvados de La Sexta.[4] Las imágenes que siguen fueron tomadas por el fotógrafo Aitor Garmendia en el contexto de una investigación encubierta en explotaciones animales. En la página web de Tras los Muros se recoge la información de este proyecto cuyo objetivo es proporcionar “imágenes para la reflexión y el debate”. Internet es la vía de difusión más común de estas investigaciones, aunque, como hemos visto en el ejemplo de Évole también llegan a periódicos y televisiones. La primera foto (figura 4) tiene una perspectiva tomada desde arriba permitiendo una visión amplia de las características de un vasto espacio cerrado, oscuro, iluminado por algunos fluorescentes sobre las jaulas de gestación que están dispuestas en filas aprovechando al máximo cada centímetro para extraer de las hembras el mayor rendimiento productivo. En el punto más alejado de la imagen siguen las líneas de barrotes atrapando figuras rosadas marcadas con pintura rosa o azul como si no hubiese un final. Esta perspectiva procura dar cuenta de la magnitud de la explotación, tanto cuantitativa como cualitativa. La siguiente fotografía (figura 5), corresponde a las jaulas de maternidad, donde las cerdas amamantan a sus crías. Esta imagen publicada en la página de Facebook del fotógrafo va acompañada de un texto que describe el proceso. Si la anterior foto es una perspectiva de las condiciones de la fase de gestación, esta muestra la siguiente etapa, el amamantamiento. La narrativa destaca lo que es visible en las imágenes: inmovilización forzada y extrema que imposibilita la interacción de la madre con las crías, heridas causadas por los barrotes, suciedad, oscuridad… La última imagen (figura 6) es un primer plano desde abajo de la mirada de la cerda con sus crías amontonadas atrás, en el otro extremo de la jaula. Pero lo que se capte en esta foto dependerá más de la mirada del observador que de la del animal. Antes mencioné los distintos sentidos dados a la palabra explotación, aquí la intención del fotógrafo y activista es reflejar la explotación en términos de sufrimiento extremo, de apropiación absoluta de cada parte de la vida del animal. La mirada de la madre, la falta de espacio, las crías apartadas en una esquina son una llamada a la empatía del observador. La intención de la imagen es la reflexión. Si compartimos con los animales de otras especies cuestiones como la maternidad, la crianza, los vínculos sociales y afectivos, el deseo de vivir, la capacidad de sentir dolor y placer ¿podemos ponernos en su lugar? ¿Podemos imaginar experimentar una vida así? ¿Podemos ver que es injusto y cruel? ¿Podemos hacer algo al respecto?
Figura 6. Cerda y crías en jaula de maternidad. Aitor Garmendia – Tras los muros. (Página de Facebook)
Visión 4. Dentro del matadero.
Esta parte es continuación de la anterior. Las fotos seleccionadas también pertenecen a Aitor Garmendia, a la investigación encubierta realizada entre 2016 y 2018 que culminaría en un documental titulado “Dentro del matadero: investigación en mataderos del Estado español”. Consta de varios soportes, un video-documental publicado en YouTube y un artículo [6] publicado en su web que incluye el vídeo, fotos y un amplio texto que narra lo vivido y documentado dentro de varios mataderos españoles. Los datos se apoyan con bibliografía y referencias a informes, a noticias, a otras investigaciones y a datos oficiales. He seleccionado dos fotografías (figuras 10 y 11) que muestran en primer plano el terror de los cerdos lactantes momentos antes de ser matados. De nuevo, las miradas de los animales destacan. Colores intensos, ambiente oscuro que contrasta con el color rosado de los animales, la sangre chorreando por las botas y los delantales blancos de los operarios, cuyas identidades (cabezas) permanecen ocultas, y el instrumento amarillo empleado para aturdir a las crías que se resisten sin éxito.
Figura 10. Dentro del matadero: investigación en mataderos del Estado español (2018). A. G. Tras los muros.

Figura 11. Dentro del matadero: investigación en mataderos del Estado español (2018). A. G. Tras los muros
Visión 5. Atribución y apropiación de la animalidad.
Las asociaciones negativas vinculadas al cerdo pueden ser empleadas, por ejemplo, como imagen corporativa, por parte de empresas que exploten ese imaginario con fines publicitarios y posicionamientos políticos. Es el caso de la empresa Pig Demont, (después Pig de Montes) cuyo nombre e imagen corporativa, creadas en 2018 llevan a una clara asociación con el expresidente de la Generalitat. La denuncia por parte de Carles Puigdemont no se hizo esperar. El motivo: “ofensa y vejación”. [7] El cerdo, aun representado sonriente y simpático, está fuertemente asociado al insulto cuando se vincula a humanos. Si cambiamos de género y ponemos la palabra “cerdas” en Google, la significación humana-animal cambia, siendo los primeros puestos de la búsqueda para páginas de pornografía donde las mujeres son las protagonistas por ser consideradas “cerdas”. La animalidad atribuida a las humanas, en este caso, es bien recibida por quienes buscan determinadas actitudes en la sexualidad de las mujeres, pero a la vez esas actitudes implican la estigmatización social y el rechazo. Esto puede revertirse si un colectivo feminista emplea esa común asociación negativa a las mujeres/cerdas y la convierte en un modo de reivindicación produciendo nuevos significados de la animalidad y de lo femenino.Visión 6: Imágenes del cerdo en la ciudad
Muchas empresas vinculadas al sector porcino crean sus identidades corporativas sin emplear la imagen del cerdo, centrándose en tipografías, colores, formas y otras estrategias que los distinguen en el mercado. Hemos hablado antes de El Pozo y Campofrío y de la invisibilidad casi total del animal (sin procesar). Otras, sin embargo, sí emplean imágenes de cerdos en sus logotipos haciendo visible al animal en la ciudad de un modo caricaturizado. El logotipo de El Jamoncito (figura 13) pertenece a un restaurante y charcutería situado en Las Rozas de Madrid. El color rojo puede asociarse al color del jamón o de la carne en general. De hecho, es un color común en logos de empresas cárnicas. El cerdo posa sonriente sentado como una especie de pin-up, con las patas delanteras tras la nuca y con las piernas cruzadas para mostrar de perfil su pata trasera. ¿Representa a un/a gordito/a feliz y sin complejos? ¿O se trata del cerdo (o la cerda) como un sensual objeto de deseo carnista? ¿Jamón/carne = felicidad? ¿El cerdo está feliz de “darnos” su carne? Las interpretaciones de este logo pueden ser múltiples dependiendo de quién mire. Para alguien amante del jamón y de otros productos cárnicos puede ser un simpático cerdito que cumple feliz con su función de proveer al humano con sus jamones. Para alguien antiespecista resultará macabro que quienes venden productos cuyo origen es un animal sometido a todo lo que hemos visto en imágenes previas lo representen antropomorfizado con pose sensual y sonriente. Para otras tantas personas, será una cuestión irrelevante.Visión 7. Los cerdos son alguien.
Para finalizar me aproximaré a la visión que ofrecen de los cerdos en los santuarios de animales “de granja”. Uno de los principales objetivos de estos espacios es visibilizar a los cerdos y otros animales “como alguien y no como algo”. Los vídeos, las imágenes y los textos que los santuarios publican en sus webs, redes sociales, etc. con el día a día de los animales que viven allí, llegan a la ciudad a través de internet. Así, la visibilidad y la presencia de los cerdos en la ciudad es virtual. Angelines es una cerda que vive en El Hogar Animal Sanctuary (Cataluña). En las fotografías y el texto que cuentan la historia de Angelines dentro de la web del santuario hay un antes y un después bien definido.La galería de imágenes[8] está ordenada (de abajo arriba). Primero su vida en la explotación ganadera, dos fotos en un entorno sucio y oscuro muestran a cerditos muy jóvenes, similares a las analizadas anteriormente. A continuación, llega el rescate, una activista de espaldas con camiseta negra y letras blancas “Vegan Activist” lleva a Angelines en brazos hacia una furgoneta con el logotipo del santuario. La siguiente imagen es un primer plano de la expresión de miedo del animal, de su mirada, mientras la activista la sostiene en sus brazos. Se explica que su vida ahora es importante por ser “un miembro de nuestra familia”. En las siguientes imágenes, ya en el santuario, Angelines juega, corre en la hierba, dispone de mucho espacio, es abrazada, come, crece… La luz del sol y el verde de fondo de las fotografías de su nueva vida contrasta con las dos primeras, mostrando a un animal confiado y curioso. La biografía de la cerda es narrada en términos de individualidad, reflejando sus preferencias, experiencias y vínculos sociales… Sigue siendo parcial, incompleta y es narrada desde una visión ajena (antropocéntrica), pero revela aspectos del cerdo no visibles en las perspectivas analizadas previamente.A modo de conclusión
He procurado trazar una biografía (parcial) del cerdo, a partir de la observación y el análisis de los diversos modos en que esta especie es incluida/excluida de la ciudad. La animalidad atribuida al cerdo está fuertemente asociada al insulto y a la estigmatización, sin embargo, puede ser resignificada, por ejemplo, como forma de reivindicación feminista. Las principales perspectivas examinadas en este texto son la industria porcina vinculada a sus consumidores urbanos y la antiespecista que rechaza y se opone a la explotación animal. A través de algunos de los materiales audiovisuales que ambos colectivos generan y divulgan en internet, hemos podido observar cómo emplean imágenes similares dándoles significados opuestos. O utilizar las mismas palabras asociadas a valores con sentidos muy distintos. Por ello es esencial tratar de entender el contexto social en que el material y el discurso se producen y qué se visibiliza o se oculta, ya que los efectos no son inocuos.Bibliografía
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- El Hogar Animal Sanctuary: https://www.elhogar-animalsanctuary.org/
- El Jamoncito: http://restauranteeljamoncito.es/
- El Pozo: https://www.elpozo.com/
- La estrella del jamón: https://www.montesierra.es/– www.montesierra.es/el-cerdo-iberico/ – https://www.montesierra.es/martin-hierro/
- Pig Demont / Pig de Montes: https://pigdemont.es/
- Tras los muros: https://www.facebook.com/vidastraslosmuros/
- Las Cerdas Feministas: https://twitter.com/lascerdasfem
Notas
[1] La versión íntegra de este artículo fue presentada en la asignatura Antropología Visual y nuevas tecnologías en etnografía orientadas al estudio de procesos y prácticas urbanas. (2019) Y también formó parte de mi Trabajo de Fin de Máster (Máster de investigación antropológica y sus aplicaciones – UNED) [2] Se han actualizado los datos respecto al primer texto donde tomé los datos del MAPA de 2017 que ya no están disponibles. Recuperado de https://www.mapa.gob.es/va/ganaderia/temas/produccion-y-mercados-ganaderos/sectores-ganaderos/porcino/ [3] Se han actualizado los datos respecto al primer texto, aquí los indicadores económicos corresponden a 2018, mientras en el texto inicial correspondían a los datos de 2017. Recuperado de: https://www.mapa.gob.es/va/ganaderia/temas/produccion-y-mercados-ganaderos/indicadoreseconomicossectorporcinoano2018_tcm39-379728.pdf [4] Programa de Salvados emitido el 4 de febrero de 2018. Recuperado de https://www.lasexta.com/programas/salvados/mejores-momentos/las-estremecedoras-imagenes-de-una-granja-de-cerdos-llenos-de-ulceras-y-malformaciones-parecen-monstruos_201802045a7770c00cf201d4f672c0b8.html [5] En este enlace puede leerse todo el artículo y verse el vídeo. He incluido solo algunas capturas del vídeo ya que no es posible insertarlo: https://www.elmundo.es/economia/2016/04/14/5704ec61e2704ec0268b45ff.html [6] Tras los Muros (2018) Dentro del matadero: investigación en mataderos del Estado español. – Vídeo recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=LnIPKK8Jv-A&feature=youtu.be – Artículo recuperado de: http://traslosmuros.com/mataderos-espana-investigacion.php [7] Web de la marca Pig de Monte, antes Pig Demont, con enlace a la noticia de la denuncia de Carles Puig Demont. Recuperado de https://www.pigdemont.es/puigdemont-recurre-el-registro-de-la-marca-pigdemont-por-ofensa-y-vejacion [8] Para una mejor visualización de las imágenes, he aumentado el tamaño y modificado ligeramente disposición de las fotos manteniendo el orden, sin incluir el texto. Recuperado de: https://www.elhogar-animalsanctuary.org/habitantes/angelines/Acompáñanos
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